Descripción enviada por el equipo del proyecto. La casa AO se emplaza en un contexto cuyo paisaje es una de las condicionantes principales del diseño. El cliente requerió que los espacios principales participen de las mejores vistas, la respuesta arquitectónica fue plantear una espacialidad que permitiera el diálogo entre usuario, arquitectura y entorno.
El lote se encuentra en un sector elevado en los márgenes de la ciudad de Otavalo, donde las vistas preponderantes son hacia el este, mirando al volcán Imbabura, lo que marca el eje que ordena y construye la propuesta espacial.
El lugar, en la cordillera de los Andes ecuatoriales, es muy frío, lo que planteaba otra condición importante, reducir la incidencia de los fuertes vientos provenientes del norte que se prolongan durante todo el año junto a las bajas temperaturas, sin el uso de sistemas de calefacción electromecánicos.
Con estos condicionantes del lugar, la orientación de la vivienda fue un factor primordial para que los espacios principales tengan la mejor vista y al mismo tiempo permitan la entrada de la mayor cantidad de luz solar para mantener una temperatura agradable durante todo el día.
La propuesta volumétrica contempla dos volúmenes en paralelo sobre un zócalo de piedra, con una rotación sobre el lote que permite alinearlos con el sol naciente del Este y la cumbre del Imbabura. Esta rotación a su vez permite que los vientos provenientes del Norte choquen contra la construcción y no permitan el paso del polvo y el frío dentro de la vivienda. Dos ejes en perpendicular atraviesan los volúmenes actuando como conexión entre los espacios de servicio, sociales y privados. El primero marca el ingreso, y se convierte en la circulación principal de la vivienda, actuando como una galería que descubre de sur a norte los espacios interiores de la casa.
Para potenciar el área social que según el requerimiento del cliente debía ser el espacio principal, se ubicó la sala en el centro de la casa, con una altura de 5 metros, y completa transparencia hacia los exteriores. Al Este de la sala se complementa un espacio social exterior con un fire-pit central, una banca y frondosa vegetación. Hacia el Oeste, un quincho cerrado actúa como vínculo con el exterior y sirve como elemento de expansión del área social; la transparencia de este espacio permite la vista directa al Imbabura.
La ubicación de la cocina y dormitorio máster en los extremos, nace como requerimiento de vincularlos con la vista principal. Como estrategia arquitectónica levantamos las cubiertas en los extremos para captar la mayor cantidad de sol de la mañana. De igual manera este gesto manifiesta reverencia hacia el impactante volcán Imbabura.
Materiales como la piedra, el ladrillo y la teja buscan enraizar la arquitectura con su entorno y mantener armonía con las casas aledañas. Los grandes paños vidriados permiten una fluida relación del espacio interior con el contexto y al mismo tiempo recibir abundante luz solar en el interior. La estructura vista de acero y las paredes blancas se conjugan armoniosamente, en la dualidad de lenguajes arquitectónico contemporáneo y tradicional.